Abstract Objective To assess the effectiveness of interventions to improve the mental health of women in the perinatal period and to evaluate any effect on the health, growth and development of their offspring, in low- and middle-income (LAMI) countries. Methods Seven electronic bibliographic databases were systematically searched for papers published up to May 2012 describing controlled trials of interventions designed to improve mental health outcomes in women who were pregnant or had recently given birth. The main outcomes of interest were rates of common perinatal mental disorders (CPMDs), primarily postpartum depression or anxiety; measures of the quality of the mother–infant relationship; and measures of infant or child health, growth and cognitive development. Meta-analysis was conducted to obtain a summary measure of the clinical effectiveness of the interventions. Findings Thirteen trials representing 20 092 participants were identified. In all studies, supervised, non-specialist health and community workers delivered the interventions, which proved more beneficial than routine care for both mothers and children. The pooled effect size for maternal depression was −0.38 (95% confidence interval: −0.56 to −0.21; I 2 = 79.9%). Where assessed, benefits to the child included improved mother–infant interaction, better cognitive development and growth, reduced diarrhoeal episodes and increased immunization rates. Conclusion In LAMI countries, the burden of CPMDs can be reduced through mental health interventions delivered by supervised non-specialists. Such interventions benefit both women and their children, but further studies are needed to understand how they can be scaled up in the highly diverse settings that exist in LAMI countries.

Resumen Objetivo Determinar la efectividad de las intervenciones destinadas a mejorar la salud mental de las mujeres en el periodo perinatal y evaluar los efectos en la salud, el crecimiento y el desarrollo de sus hijos en los países de ingresos bajos y medios (PIBM). Métodos Se realizaron búsquedas sistemáticas en siete bases de datos bibliográficas electrónicas a fin de hallar trabajos, publicados antes de mayo de 2012, que describieran ensayos controlados de intervenciones diseñadas para mejorar el estado de salud mental de mujeres embarazadas o que habían dado a luz recientemente. Los resultados de mayor interés fueron: las tasas de trastornos mentales perinatales frecuentes (TMPF); la depresión o la ansiedad principalmente después del parto; las medidas de la calidad de la relación madre–hijo; así como la medida de la salud, el crecimiento y el desarrollo cognitivo de bebés y niños. Se realizó un metaanálisis para obtener una medida sinóptica sobre la efectividad clínica de las intervenciones. Resultados Se identificaron trece ensayos que representaron a un total de 20 092 participantes. En todos los estudios, las intervenciones se llevaron a cabo por personal de salud no especializado y por trabajadores comunitarios bajo supervisión, lo cual resultó ser más beneficioso que la atención rutinaria para madres y niños. El tamaño del efecto combinado de la depresión materna fue −0,38 (intervalo de confianza del 95 %: −0,56 a −0,21; l 2 = 79,9 %). En las zonas donde se realizó la evaluación, los beneficios para el niño incluían una mejora en la interacción madre-hijo, en el desarrollo cognitivo y el crecimiento, una reducción en los episodios de diarrea, así como un aumento en las tasas de inmunización. Conclusión En países de ingresos bajos o medios es posible reducir la carga por los trastornos mentales perinatales frecuentes mediante intervenciones de salud mental prestadas por personal no especializado bajo supervisión. Estas intervenciones benefician tanto a las mujeres como a sus hijos, pero se necesitan más estudios para averiguar cómo pueden ampliarse dentro de la gran diversidad de los países de ingresos bajos y medios.

Résumé Objectif Estimer l'efficacité des interventions visant à améliorer la santé mentale des femmes dans la période périnatale et évaluer tout effet sur la santé, la croissance et le développement de leur progéniture, dans les pays à faible et moyen revenus (PFMR). Méthodes On a étudié de manière systématique sept bases de données bibliographiques électroniques pour y trouver les articles, publiés jusqu'en mai 2012, décrivant les essais contrôlés d'interventions visant à améliorer la santé mentale des femmes enceintes ou ayant récemment accouché. Les principaux résultats intéressants étaient les taux des troubles mentaux périnataux communs (TMPC), la dépression ou l'anxiété, essentiellement après l'accouchement, les mesures de la qualité de la relation mère-nourrisson, ainsi que la mesure de la santé, de la croissance et du développement cognitif du nourrisson ou de l'enfant. Une méta-analyse a été effectuée pour obtenir une mesure synthétique de l'efficacité clinique des interventions. Résultats On a identifié treize essais représentant 20 092 participants. Dans toutes les études, des agents de la santé et des travailleurs communautaires non spécialistes supervisés ont effectué les interventions qui se sont avérées plus bénéfiques que les soins de routine pour les mères et les enfants. La taille de l'effet groupé de la dépression maternelle était de −0,38 (intervalle de confiance de 95%: −0,56 à −0,21; I 2 = 79,9%). Dans les cas où ils étaient évalués, les avantages pour l'enfant comprenaient une meilleure interaction mère-enfant, un meilleur développement cognitif, une croissance supérieure, des épisodes diarrhéiques réduits et des taux accrus de vaccination. Conclusion Dans les PFMR, la charge des TMPC peut être réduite par des interventions de santé mentale prises en charge par des non-spécialistes supervisés. Ces interventions bénéficient à la fois aux femmes et à leurs enfants, mais d'autres études sont nécessaires pour comprendre comment elles peuvent être élargies aux paramètres très divers qui existent dans les PFMR.

OBJECTIVE: To outline mental health service accessibility, estimate the treatment gap and describe service utilization for people with schizophrenic disorders in 50 low- and middle-income countries. METHODS: The World Health Organization Assessment Instrument for Mental Health Systems was used to assess the accessibility of mental health services for schizophrenic disorders and their utilization. The treatment gap measurement was based on the number of cases treated per 100 000 persons with schizophrenic disorders, and it was compared with subregional estimates based on the Global burden of disease 2004 update report. Multivariate analysis using backward step-wise regression was performed to assess predictors of accessibility, treatment gap and service utilization. FINDINGS: The median annual rate of treatment for schizophrenic disorders in mental health services was 128 cases per 100 000 population. The median treatment gap was 69% and was higher in participating low-income countries (89%) than in lower-middle-income and upper-middle-income countries (69% and 63%, respectively). Of the people with schizophrenic disorders, 80% were treated in outpatient facilities. The availability of psychiatrists and nurses in mental health facilities was found to be a significant predictor of service accessibility and treatment gap. CONCLUSION: The treatment gap for schizophrenic disorders in the 50 low- and middle-income countries in this study is disconcertingly large and outpatient facilities bear the major burden of care. The significant predictors found suggest an avenue for improving care in these countries.

OBJETIVO: Esbozar la accesibilidad a los servicios de salud mental, evaluar la desigualdad en el tratamiento y describir la utilización de servicios para personas con trastornos esquizofrénicos en 50 países de ingresos bajos y medios. MÉTODOS: Se empleó el Instrumento de Evaluación para Sistemas de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud con el fin de valorar la accesibilidad a los servicios de salud mental para trastornos esquizofrénicos y su utilización. La medición de la desigualdad en el tratamiento se basó en el número de casos tratados por cada 100 000 personas con trastornos esquizofrénicos y se comparó con las estimaciones subregionales basadas en el informe de actualización Global burden of disease 2004. Se realizó un análisis multivariable empleando la eliminación regresiva para evaluar los predictores de accesibilidad, la desigualdad en el tratamiento y la utilización de servicios. RESULTADOS: La tasa media anual de tratamiento de trastornos esquizofrénicos en los servicios de salud mental fue de 128 casos por cada 100 000 habitantes. La desigualdad media en el tratamiento fue del 69% y resultó superior en los países participantes de ingresos bajos (89%) que en los países de ingresos medios-bajos y en los países de ingresos medios-altos (69% y 63%, respectivamente). El 80% de las personas con trastornos esquizofrénicos recibieron tratamiento en instalaciones ambulatorias. La disponibilidad de psiquiatras y enfermeros en las instalaciones de salud mental se determinó como un predictor significativo de la accesibilidad a los servicios y de la desigualdad en el tratamiento. CONCLUSIÓN: La desigualdad en el tratamiento para trastornos esquizofrénicos en los 50 países de ingresos bajos y medios incluidos en este estudio es desconcertantemente elevada y las instalaciones ambulatorias asumen la principal carga del cuidado. Los predictores significativos hallados sugieren una posibilidad de mejora del cuidado en estos países.

OBJECTIF: Passer en revue l'accessibilité aux services de santé mentale, estimer l'écart de traitement et décrire l'utilisation du service des personnes souffrant de troubles schizophréniques dans 50 pays à revenu faible et moyen. MÉTHODES: L'instrument d'évaluation des systèmes de santé mentale de l'Organisation mondiale de la Santé a été utilisé pour étudier l'accessibilité et l'utilisation des services de santé mentale pour les troubles schizophréniques. La mesure de l'écart de traitement reposait sur le nombre de cas traités pour 100 000 personnes présentant des troubles schizophréniques, et elle a été comparée aux estimations sous-régionales selon le rapport mis à jour Global burden of disease 2004 (Étude sur la charge mondiale de morbidité 2004). Une analyse multivariée utilisant la régression pas à pas descendante a été effectuée afin d'évaluer les prédicteurs d'accessibilité, l'écart de traitement et l'utilisation du service. RÉSULTATS: Le taux annuel médian de traitement des troubles schizophréniques dans les services de santé mentale était de 128 cas pour 100 000 habitants. L'écart de traitement médian était de 69%. Il était plus élevé dans les pays à revenu faible participant à l'étude (89%) que dans les pays à revenu moyen de la tranche inférieure et dans les pays à revenu moyen de la tranche supérieure (69% et 63%, respectivement). 80% des personnes souffrant de troubles schizophréniques ont été traitées dans des services de consultation externe. La disponibilité de psychiatres et d'infirmières dans les établissements de santé mentale était un prédicteur de l'accessibilité du service et de l'écart de traitement. CONCLUSION: Dans cette étude, l'écart de traitement des troubles schizophréniques dans les pays à revenu faible et moyen est étonnamment important, et les services de consultation externe assurent la plus grande partie des soins. Les prédicteurs significatifs identifiés suggèrent une direction à suivre pour améliorer les soins dans ces pays.

OBJECTIVE: To estimate the shortage of mental health professionals in low- and middle-income countries (LMICs). METHODS: We used data from the World Health Organization's Assessment Instrument for Mental Health Systems (WHO-AIMS) from 58 LMICs, country-specific information on the burden of various mental disorders and a hypothetical core service delivery package to estimate how many psychiatrists, nurses and psychosocial care providers would be needed to provide mental health care to the total population of the countries studied. We focused on the following eight problems, to which WHO has attached priority: depression, schizophrenia, psychoses other than schizophrenia, suicide, epilepsy, dementia, disorders related to the use of alcohol and illicit drugs, and paediatric mental disorders. FINDINGS: All low-income countries and 59% of the middle-income countries in our sample were found to have far fewer professionals than they need to deliver a core set of mental health interventions. The 58 LMICs sampled would need to increase their total mental health workforce by 239 000 full-time equivalent professionals to address the current shortage. CONCLUSION: Country-specific policies are needed to overcome the large shortage of mental health-care staff and services throughout LMICs.

OBJETIVO: Calcular la escasez de profesionales psiquiátricos en los países de ingresos medios y bajos (PIMB). MÉTODOS: Para calcular el número de psiquiatras, personal de enfermería y psicólogos que serían necesarios para proporcionar asistencia psiquiátrica al total de la población de los países estudiados, utilizamos los datos del Instrumento de Evaluación de los Sistemas de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS-AIMS) de 58 PIMB, la información específica de cada país sobre la carga de los distintos trastornos mentales y la prestación hipotética de servicios básicos. Nos centramos en los ocho problemas siguientes, a los que la OMS ha otorgado prioridad: depresión, esquizofrenia y otras psicosis, suicidio, epilepsia, demencia, trastornos asociados al abuso del alcohol y las drogas ilegales, así como los trastornos mentales pediátricos. RESULTADOS: Todos los países de ingresos bajos y el 59% de los países de ingresos medios de la muestra tenían muchos menos profesionales sanitarios de los que necesitarían para proporcionar un conjunto básico de intervenciones sanitarias en materia de salud mental. Los 58 PIMB muestreados deberían aumentar su personal sanitario total del área de psiquiatría a 239 000 profesionales sanitarios a tiempo completo (o equivalente) para hacer frente a la escasez actual. CONCLUSIÓN: Para poder superar la gran escasez de trabajadores y servicios sanitarios en el área de salud mental en todos los PIMB, se necesitan políticas específicas para cada país.

OBJECTIF: Estimer le manque de professionnels de la santé mentale dans les pays à revenu faible ou intermédiaire (PRFI). MÉTHODES: Nous avons utilisé les données fournies par l'instrument d'évaluation des systèmes de santé mentale de l'Organisation mondiale de la Santé (OMS-AIMS) et relatives à 58 PRFI, les informations spécifique aux pays sur la charge des différents troubles mentaux, ainsi qu'une hypothétique offre groupée de prestations de services essentiels et ce, afin d'estimer le nombre de psychiatres, d'infirmiers et de spécialistes psychosociaux qui serait nécessaire pour fournir des soins de santé mentale à l'ensemble de la population des pays étudiés. Nous avons mis l'accent sur les huit problèmes suivants, que l'OMS tient pour prioritaires: dépression, schizophrénie, psychoses autres que la schizophrénie, suicide, épilepsie, démence, troubles liés à l'alcoolisme et aux substances illicites et troubles mentaux infantiles. RÉSULTATS: Tous les pays à revenu faible et 59% des pays à revenu moyen de notre échantillon disposaient d'un nombre de professionnels largement inférieur par rapport à leurs besoins en prestations de santé mentale essentielles. Les 58 PRFI de l'échantillon devraient créer 239 000 emplois supplémentaires à temps complet dans le secteur de la santé mentale afin de parer au manque actuel. CONCLUSION: Des politiques inhérentes à chaque pays sont nécessaires pour surmonter le vaste manque de personnel et de services de santé mentale dans les PRFI.

OBJECTIVE: To describe the development of the World Health Organizatiosn Disability Assessment Schedule 2.0 (WHODAS 2.0) for measuring functioning and disability in accordance with the International Classification of Functioning, Disability and Health. WHODAS 2.0 is a standard metric for ensuring scientific comparability across different populations. METHODS: A series of studies was carried out globally. Over 65000 respondents drawn from the general population and from specific patient populations were interviewed by trained interviewers who applied the WHODAS 2.0 (with 36 items in its full version and 12 items in a shortened version). FINDINGS: The WHODAS 2.0 was found to have high internal consistency (Cronbach's alpha, α: 0.86), a stable factor structure; high test-retest reliability (intraclass correlation coefficient:0.98); good concurrent validity in patient classification when compared with other recognized disability measurement instruments; conformity to Rasch scaling properties across populations, and good responsiveness (i.e. sensitivity to change). Effect sizes ranged from 0.44 to 1.38 for different health interventions targeting various health conditions. CONCLUSION: The WHODAS 2.0 meets the need for a robust instrument that can be easily administered to measure the impact of health conditions, monitor the effectiveness of interventions and estimate the burden of both mental and physical disorders across different populations.

OBJETIVO: Describir la evolución del Programa de evaluación de la discapacidad 2.0 de la Organización Mundial de la Salud (WHODAS 2.0) para medir la funcionalidad y la discapacidad de acuerdo con la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud. El WHODAS 2.0 es una medida normalizada para garantizar la posibilidad de comparar científicamente las diversas poblaciones. MÉTODOS: Se han llevado a cabo varios estudios a nivel mundial. Encuestadores cualificados entrevistaron a más de 65 000 personas de la población general y de poblaciones específicas de pacientes aplicando el WHODAS 2.0 (con 36 apartados en su versión completa y 12 apartados en la versión abreviada). RESULTADOS: Se descubrió que el WHODAS 2.0 presentaba una elevada congruencia interna (coeficiente α de Cronbach: 0,86), una estructura factorial estable; una fiabilidad elevada de las pruebas realizadas en dos ocasiones (coeficiente de correlación intraclase:0,98); validez simultánea adecuada en la clasificación de los pacientes, en comparación con otros instrumentos reconocidos de medición de la discapacidad; concordancia con las propiedades del modelo de Rasch a través de las poblaciones y buena capacidad de respuesta (es decir, sensibilidad al cambio). Las magnitudes del efecto oscilaron entre 0,44 y 1,38 para diferentes intervenciones sanitarias dirigidas a diversas dolencias. CONCLUSIÓN: El WHODAS 2.0 satisface la necesidad de contar con un instrumento consistente que se pueda administrar fácilmente para medir el impacto de las enfermedades, controlar la eficacia de las intervenciones y calcular la carga de los trastornos mentales y físicos en diferentes poblaciones.

OBJECTIF: Décrire le développement de l'outil Disability Assessment Schedule 2.0 de l'OMS (WHODAS 2.0), qui permet de mesurer le fonctionnement et l'incapacité conformément à la Classification internationale du fonctionnement, du handicap et de la santé. WHODAS 2.0 est une métrique standard qui garantit la comparabilité scientifique de différentes populations. MÉTHODES: Une série d'études ont été réalisées à l'échelle mondiale. Plus de 65 000 personnes issues de la population générale et de populations de patients spécifiques ont été interrogées par des enquêteurs formés à cet effet et qui ont appliqué l'outil WHODAS 2.0 (comprenant 36 questions en version complète et 12 en version abrégée). RÉSULTATS: L'outil WHODAS 2.0 présente une cohérence interne élevée (coefficient alpha de Cronbach, α: 0,86), une structure de facteur stable, une fiabilité de test-retest importante (coefficient de corrélation intraclasse:0,98), une bonne validité concourante dans la classification des patients lorsqu'il est comparé avec d'autres instruments de mesure du handicap reconnus, la conformité avec les propriétés de l'échelle de Rasch sur les populations, ainsi qu'une réactivité de qualité (c'est-à-dire la sensibilité au changement). La fourchette des effets était comprise entre 0,44 et 1,38 pour différentes interventions de santé visant divers états de santé. CONCLUSION: L'outil WHODAS 2.0 répond au besoin d'un instrument solide qui peut facilement être utilisé pour mesurer l'impact des états de santé, contrôler l'efficacité des interventions et estimer le poids des troubles mentaux et physiques parmi différentes populations.

OBJECTIVE: To describe the magnitude and variation of the epilepsy treatment gap worldwide. METHODS: We conducted a systematic review of the peer-reviewed literature published from 1 January 1987 to 1 September 2007 in all languages using PubMed and EMBASE. The purpose was to identify population-based studies of epilepsy prevalence that reported the epilepsy treatment gap, defined as the proportion of people with epilepsy who require but do not receive treatment. Negative binomial regression models were used to assess trends and associations. FINDINGS: The treatment gap was over 75% in low-income countries and over 50% in most lower middle- and upper middle-income countries, while many high-income countries had gaps of less than 10%. However, treatment gaps varied widely both between and within countries. They were significantly higher in rural areas (rate ratio, RR: 2.01; 95% confidence interval, Cl: 1.40-2.89) and countries with lower World Bank income classification (RR: 1.55; 95% Cl: 1.32-1.82). There was no significant trend in treatment gap over time (RR: 0.92; 95% Cl: 0.79-1.07). CONCLUSION: There is dramatic global disparity in the care for epilepsy between high- and low- income countries, and between rural and urban settings. Our understanding of the factors affecting the treatment gap is limited; future investigations should explore other potential explanations of the gap.

OBJETIVO: Describir la magnitud y las diferencias de la brecha de tratamiento de la epilepsia a nivel mundial. MÉTODOS: Através de PubMed y EMBASE, se hizo una revisión sistemática de los artículos revisados por homólogos publicados entre el 1 de enero de 1987 y el 1 de septiembre de 2007. La finalidad era encontrar estudios poblacionales sobre la prevalência de la epilepsia que informaran acerca de la brecha de tratamiento de esa enfermedad, definida como la proporción de personas afectadas que necesitan pero no reciben tratamiento. Las tendencias y relaciones se evaluaron mediante modelos de regresión binomial negativa. RESULTADOS: La brecha terapéutica era superior al 75% en los países de ingresos bajos, y superior al 50% en la mayoría de los países de ingresos medios bajos y medios altos, mientras que muchos países de ingresos altos presentaban brechas inferiores al 10%. Sin embargo, la magnitud de la brecha terapéutica difería ampliamente tanto entre los países como en cada país. Era significativamente mayor en las zonas rurales (razón de tasas, RT: 2,01, intervalo de confianza del 95%: 1,40-2,89) y en los países incluidos en la categoría de ingresos bajos del Banco Mundial (RT: 1,55, IC95%: 1,32-1,82). No se observó ninguna tendencia significativa de la brecha a lo largo del tiempo (RT: 0,92, IC95%: 0,79-1,07). CONCLUSÍON: En lo referente al tratamiento de la epilepsia, existe una enorme disparidad mundial entre los países de altos y de bajos ingresos, y entre las zonas rurales y las urbanas. Nuestros conocimientos sobre los factores que determinan esa brecha terapéutica son limitados, y en las investigaciones futuras se deberían estudiar otras posibles explicaciones de la misma.

OBJECTIF: Décrire l'ampleur et les variations de I'insuffisance du traitement de l'épilepsie dans le monde. MÉTHODES: A I'aide de PubMed et d'EMBASE, nous avons realise une revue systématique de la littérature examinee par des pairs et publiée entre le 1er Janvier 1987 et le 1er septembre 2007 dans toutes les langues. Uobjectif était d'identifier des études en population de la prevalence de l'épilepsie indiquant I'insuffisance du traitement de cette maladie, définie comme la proportion des personnes épileptiques ayant besoin d'etre traitées, mais ne recevant pas de traitement. Des modeles par regression binomiale negative ont été utilises pour évaluer les tendances et les associations. RÉSULTATS: L'insuff¡sanee du traitement de l'épilepsie dépassait 75 % dans les pays à faible revenu et 50 % dans la plupart des pays à revenu moyen inférieur et moyen supérieur, alors que dans de nombreux pays à revenu elevé, cette insuffisance était inférieure à 10 %. Néanmoins, I'insuffisance du traitement variait fortement d'un pays à l'autre et au sein d'un même pays. Elle était significativement plus importante dans les zones rurales (risque relatif, RR: 2,01 ; intervalle de confiance à 95 %, IC : 1,40-2,89) et dans les pays appartenant à Ia classe de revenu inférieure de la Banque mondiale (RR : 1,55 ; IC à 95 % : 1,32-1,82). On n'a relevé aucune tendance significative de I'insuffisance du traitement de l'épilepsie au cours du temps (RR : 0,92 ; IC à 95 % : 0,79-1,07). CONCLUSION: II existe à travers le monde des disparités considerables dans les soins dispenses aux épileptiques, et notamment entre les pays à revenu faible et elevé et entre les environnements ruraux et urbains. Notre comprehension des facteurs influant sur I'insuffisance du traitement est limitée : dans le cadre d'investigations futures, il conviendrait d'étudier d'autres explications possibles de cette insuffisance.

OBJECTIVE: To set investment priorities in global mental health research and to propose a more rational use of funds in this under-resourced and under-investigated area. METHODS: Members of the Lancet Mental Health Group systematically listed and scored research investment options on four broad classes of disorders: schizophrenia and other major psychotic disorders, major depressive disorder and other common mental disorders, alcohol abuse and other substance abuse disorders, and the broad class of child and adolescent mental disorders. Using the priority-setting approach of the Child Health and Nutrition Research Initiative, the group listed various research questions and evaluated them using the criteria of answerability, effectiveness, deliverability, equity and potential impact on persisting burden of mental health disorders. Scores were then weighted according to the system of values expressed by a larger group of stakeholders. FINDINGS: The research questions that scored highest were related to health policy and systems research, where and how to deliver existing cost-effective interventions in a low-resource context, and epidemiological research on the broad categories of child and adolescent mental disorders or those pertaining to alcohol and drug abuse questions. The questions that scored lowest related to the development of new interventions and new drugs or pharmacological agents, vaccines or other technologies. CONCLUSION: In the context of global mental health and with a time frame of the next 10 years, it would be best to fill critical knowledge gaps by investing in research into health policy and systems, epidemiology and improved delivery of cost-effective interventions.

OBJETIVO: Establecer las prioridades de inversión en investigaciones mundiales sobre salud mental y proponer un uso más racional de los fondos en este campo subfinanciado e insuficientemente investigado. MÉTODOS: Miembros del Grupo de Salud Mental Lancet procedieron a enumerar y puntuar sistemáticamente las opciones de inversión en la investigación de cuatro amplias categorías de dolencias: esquizofrenia y otros trastornos psicóticos graves, depresión mayor y otros trastornos mentales comunes, abuso de alcohol y otros trastornos por abuso de sustancias, y la gran variedad de trastornos mentales en niños y adolescentes. Aplicando el criterio de fijación de prioridades de la Iniciativa de Salud del Niño e Investigación Nutricional, el grupo confeccionó una lista de diversos temas de investigación y los evaluó conforme a los criterios de justificación, eficacia, viabilidad, equidad e impacto potencial en la carga persistente de trastornos de salud mental. Las puntuaciones se ponderaron luego de acuerdo con el sistema de valores expresado por un grupo más amplio de interesados directos. RESULTADOS: Los temas de investigación que obtuvieron una mayor puntuación guardan relación con la investigación de políticas y sistemas de salud, la determinación de dónde y cómo aplicar intervenciones costoeficaces ya existentes en un contexto de pocos recursos, y la investigación epidemiológica relacionada con las categorías generales de trastornos mentales de niños y adolescentes o con aspectos del abuso de alcohol y drogas. Los temas con menor puntuación fueron los relacionados con el desarrollo de nuevas intervenciones y nuevos medicamentos o agentes farmacológicos, vacunas y otras tecnologías. CONCLUSIÓN: En el contexto de la salud mental mundial y dentro del horizonte de los próximos 10 años, lo más conveniente sería llenar algunos vacíos de vital importancia en los actuales conocimientos invirtiendo en la investigación de las políticas y los sistemas de salud, la epidemiología y la mejora de la aplicación de intervenciones costoeficaces.

OBJECTIF: Fixer des priorités en matière d'investissement dans la recherche mondiale en santé mentale et proposer un usage plus rationnel des fonds dans ce domaine, qui demeure sous-financé et sous-étudié. MÉTHODES: Les Membres du Lancet Mental Health Group ont recensé systématiquement et attribué un score aux options d'investissement dans des recherches concernant quatre classes de troubles : schizophrénie et autres troubles psychotiques majeurs, troubles dépressifs majeurs et autres troubles mentaux courants, abus d'alcool et autres troubles dus à l'abus de substance et troubles de l'enfant et de l'adolescent (classe large). En appliquant la démarche de fixation des priorités de la Child Health and Nutrition Research Initiative, le Groupe a listé diverses questions à étudier et les a évaluées selon des critères de résolubilité, d'efficacité, d'aptitude à donner des résultats délivrables, d'équité et d'impact sur la charge persistante de troubles mentaux. Ces scores ont ensuite été pondérés selon le système de valeurs énoncé par un groupe plus important de parties concernées. RÉSULTATS: Les questions à étudier obtenant le score le plus élevé concernaient la recherche sur les politiques et les systèmes de santé, les lieux et les modalités de délivrance des interventions d'un bon rapport coût/efficacité dans les pays à faibles ressources, les recherches épidémiologiques sur la catégorie large des troubles de l'enfant et de l'adolescent et les questions relatives à l'abus d'alcool et de drogues. Les questions obtenant le score le plus bas concernaient le développement de nouvelles interventions, de nouveaux médicaments, agents pharmacologiques et vaccins et d'autres technologies. CONCLUSION: Dans le contexte de la santé mentale et à l'horizon des dix prochaines années, il serait préférable de combler les lacunes les plus criantes en matière de connaissances en investissant dans la recherche sur les politiques et les systèmes de santé, l'épidémiologie et l'amélioration de la délivrance des interventions d'un bon rapport coût/efficacité.

OBJECTIVE: Schizophrenia is a highly disabling disease and is costly to treat. We set out to establish what are the most cost-effective interventions applicable to developing regions and countries. METHODS: Analysis was undertaken at the level of three WHO subregions spanning the Americas, Africa and South-East Asia, and subsequently in three member states (Chile, Nigeria and Sri Lanka). A state transition model was used to estimate the population-level health impact of older and newer antipsychotic drugs, alone or in combination with psychosocial intervention. Total population-level costs (in international dollars or local currencies) and effectiveness (measured in disability-adjusted life years averted) were combined to form cost-effectiveness ratios. FINDINGS: The most cost-effective interventions were those using older antipsychotic drugs combined with psychosocial treatment, delivered via a community-based service model (I$ 2350-7158 per disability-adjusted life year averted across the three subregions, I$ 1670-3400 following country-level contextualisation within each of these subregions). The relative cost-effectiveness of interventions making use of newer, "atypical" antipsychotic drugs is estimated to be much less favourable. CONCLUSION: By moving to a community-based service model and selecting efficient treatment options, the cost of substantially increasing treatment coverage is not high (less than I$ 1 investment per capita). Taken together with other priority-setting criteria such as disease severity, vulnerability and human rights protection, this study suggests that a great deal more could be done for persons and families living under the spectre of this disorder.

OBJETIVO: La esquizofrenia es una enfermedad muy discapacitante y de tratamiento costoso. Decidimos determinar cuáles son las intervenciones más costoeficaces aplicables a los países y regiones en desarrollo. MÉTODOS: Se emprendieron análisis en tres subregiones de la OMS que abarcaban las Américas, África y Asia Sudoriental, y posteriormente en tres Estados Miembros (Chile, Nigeria y Sri Lanka). Se utilizó un modelo de transición de estados para estimar el impacto sanitario en la población de medicamentos antipsicóticos viejos y nuevos, solos o en combinación con medidas psicosociales. A partir de los costos totales a nivel poblacional (en dólares internacionales o en las monedas nacionales) y de la eficacia (medida como el número de años de vida ajustados en función de la discapacidad evitados) se calculó la relación costo-eficacia. RESULTADOS: Las intervenciones más costoeficaces fueron las basadas en el uso de los medicamentos antipsicóticos más viejos unidos a tratamiento psicosocial, en el marco de un modelo de servicios basados en la comunidad (I$ 2350-7158 por año de vida ajustado en función de la discapacidad evitado en las tres subregiones, I$ 1670-3400 tras la contextualización por países dentro de cada una de esas subregiones). Se calcula que la relación costo-eficacia relativa de las intervenciones basadas en medicamentos antipsicóticos «atípicos» más nuevos es mucho menos favorable. CONCLUSIÓN: Adoptando un modelo de servicio comunitario y seleccionando opciones terapéuticas eficaces, el costo de aumentar sustancialmente la cobertura de tratamiento no es elevado (menos de I$ 1 por habitante). Considerados junto con otros criterios de fijación de prioridades como la gravedad de la enfermedad, la vulnerabilidad y la protección de los derechos humanos, el presente estudio parece indicar que se puede ayudar mucho más a las personas y las familias que viven bajo la amenaza de ese trastorno.

OBJECTIF: La schizophrénie est une maladie hautement handicapante et coûteuse à traiter. Nous nous sommes efforcés de déterminer les interventions les plus efficaces parmi celles applicables aux régions et aux pays en développement. MÉTHODES: L'analyse a été effectuée au niveau de trois régions de l'OMS, comprenant les Amériques, la région africaine et l'Asie du Sud-est, puis dans trois de leurs Etats Membres (le Chili, le Nigeria et le Sri Lanka). Un modèle de transition d'état a été utilisé pour estimer l'impact sanitaire en population de médicaments antipsychotiques anciens et plus récents, seuls ou associés à une intervention psychosociale. A partir des coûts totaux pour les populations (en dollars internationaux ou en monnaie locale) et de l'efficacité (mesurée en perte d'années de vie corrigée de l'incapacité évitée), on a établi les rapports coût/efficacité. RÉSULTATS: Le meilleur rapport coût/efficacité a été établi pour les interventions associant des antipsychotiques anciens et un traitement psychosocial, délivrés par un service à base de communautaire (I$ 2350 - 7158 par perte d'année de vie corrigée de l'incapacité évitée pour l'ensemble des trois régions et I$ 1670 - 3400 après contextualisation au niveau des pays dans chacune des régions). Le rapport coût/efficacité des interventions faisant usage d'antipsychotiques nouveaux et « atypiques » est estimé comme nettement moins favorable. CONCLUSION: Si l'on passe à un service à base de communautaire et si l'on choisit des options de traitement efficaces, le coût d'une augmentation substantielle de la couverture thérapeutique n'est pas élevé (moins de I$ 1 d'investissement par habitant). Cette étude, ainsi que d'autres critères de définition des priorités tels que la gravité de la maladie, la vulnérabilité et la protection des droits de l'homme, laissent à penser que beaucoup de choses pourrait être faites pour les personnes et leurs familles confrontées dans la vie à ce trouble.

The authors evaluated the mental health systems of El Salvador, Guatemala, and Nicaragua, using a group of select indicators. The World Health Organization Assessment Instrument for Mental Health Systems (WHO-AIMS) was used to collect data from the nations. The national mental health systems of Nicaragua, Guatemala, and El Salvador have serious limitations, especially in primary care, and a marked lack of qualified human resources. Budget allocations for mental health care are barely 1% of the total health care budgets; and the psychiatric hospitals located in the national capitals consume at least 90% of those funds. The limited human and material resources available are concentrated in the respective country capital cities. National mental health policies and legislation have not been adopted; however, all three countries do have national plans in progress. Furthermore, all three have designed and implemented programs for mental health care in case of disaster. Agreements must be reached with offices for the defense of human rights to raise awareness and protection of rights for the mentally ill. In recent years, new experiences have been gained and these should be distributed more widely. The Pan American Health Organization (PAHO/WHO) and the WHO-AIMS project have contributed toward developing community models for mental health services. Lastly, priorities have been identified and action items recommended.

Los autores realizaron una evaluación de los sistemas de salud mental en El Salvador, Guatemala y Nicaragua, por medio de un grupo de indicadores seleccionados. Para recopilar la información en los países se utilizó el Instrumento de Evaluación para Sistemas de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (WHO-AIMS, por su sigla en inglés). Nicaragua, Guatemala y El Salvador tienen serias limitaciones en sus sistemas nacionales de salud mental, en especial en la atención primaria, así como una marcada insuficiencia de recursos humanos calificados. El presupuesto dedicado a la salud mental apenas representa 1% del presupuesto general de salud y los hospitales psiquiátricos situados en la capital de los países consumen más de 90% de los fondos de salud mental. Los limitados recursos (materiales y humanos) existentes se concentran en las respectivas capitales de los países. No se han formulado políticas ni legislaciones nacionales de salud mental. Sin embargo, las tres naciones cuentan con planes nacionales en ejecución. Asimismo, se ha avanzado en el diseño e implementación de programas de protección de la salud mental en situaciones de desastre. Es necesario establecer acuerdos con las procuradurías de los derechos humanos para incrementar la vigilancia y protección de los derechos humanos en las personas afectadas por enfermedades mentales. En los últimos años se han logrado impulsar algunas experiencias innovadoras que requieren ser generalizadas. La Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) y el proyecto WHO-AIMS han contribuido al desarrollo de modelos comunitarios de servicios de salud mental. También se identificaron prioridades y se plantean recomendaciones para la acción.

O presente estudo, descritivo teve como objetivo mapear a pesquisa em saúde mental no Brasil, fornecendo uma visão de infraestrutura, financiamento e políticas em saúde mental das pesquisas. O estudo faz parte do Projeto Atlas da Organização Mundial da Saúde realizado nos países de média e baixa renda per capita, entre os anos de 1998-2002. A coleta de dados incluiu a avaliação de documentos governamentais e páginas da web, e questionários enviados para os profissionais chave para fornecer informações acerca da infra-estrutura de pesquisa em saúde mental no Brasil. No ano de 2002, o orçamento total para a pesquisa em saúde foi de 101 milhões de dólares, dos quais 3,4 milhões (3,4%) foram aplicados em Pesquisa para Saúde Mental. As principais fontes financiadoras para pesquisa mental foram a Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo (Fapesp, 53,2%) e o Ministério da Educação (CAPES, 30,2%). A proporção de doutores é de 1,7 por um mil habitantes, e a taxa de psiquiatras é de 2.7 por 100 mil habitantes, estimadas pelo censo de 2000. Em 2002, havia 53 cursos de pós-graduação direcionados a educação em saúde mental no Brasil (43 em psicologia, seis em psiquiatria, três em psicobiologia e um em enfermagem psiquiátrica, com 1.775 alunos sendo treinados no Brasil e 67 no exterior. Há nove programas dedicados para a psiquiatria, neuropsiquiatria, psicobiologia e saúde mental no País, sete deles localizados na região Sudeste. No período de cinco anos, 186 estudantes receberam o título de doutor (37 por ano) e 637 artigos foram publicados em revistas indexadas no Institute for Scientific Information (ISI). O investimento canalizado para os programas de pós-graduação na formação de recursos humanos, por meio de bolsas de estudos e fomento à pesquisa, tem permitido ao País uma modesta, mas crescente presença na pesquisa em saúde mental no cenário internacional.

The objective of this descriptive study was to map mental health research in Brazil, providing an overview of infrastructure, financing and policies mental health research. As part of the Atlas-Research Project, a WHO initiative to map mental health research in selected low and middle-income countries, this study was carried out between 1998 and 2002. Data collection strategies included evaluation of governmental documents and sites and questionnaires sent to key professionals for providing information about the Brazilian mental health research infrastructure. In the year 2002, the total budget for Health Research was US$101 million, of which US$3.4 million (3.4) was available for Mental Health Research. The main funding sources for mental health research were found to be the São Paulo State Funding Agency (Fapesp, 53.2%) and the Ministry of Education (CAPES, 30.2%). The rate of doctors is 1.7 per 1,000 inhabitants, and the rate of psychiatrists is 2.7 per 100,000 inhabitants estimated 2000 census. In 2002, there were 53 postgraduate courses directed to mental health training in Brazil (43 in psychology, six in psychiatry, three in psychobiology and one in psychiatric nursing), with 1,775 students being trained in Brazil and 67 overseas. There were nine programs including psychiatry, neuropsychiatry, psychobiology and mental health, seven of them implemented in Southern states. During the five-year period, 186 students got a doctoral degree (37 per year) and 637 articles were published in Institute for Scientic Information (ISI)-indexed journals. The investment channeled towards postgraduate and human resource education programs, by means of grants and other forms of research support, has secured the country a modest but continuous insertion in the international knowledge production in the mental health area.

O presente estudo, descritivo teve como objetivo mapear a pesquisa em saúde mental no Brasil, fornecendo uma visão de infraestrutura, financiamento e políticas em saúde mental das pesquisas. O estudo faz parte do Projeto Atlas da Organização Mundial da Saúde realizado nos países de média e baixa renda per capita, entre os anos de 1998-2002. A coleta de dados incluiu a avaliação de documentos governamentais e páginas da web, e questionários enviados para os profissionais chave para fornecer informações acerca da infra-estrutura de pesquisa em saúde mental no Brasil. No ano de 2002, o orçamento total para a pesquisa em saúde foi de 101 milhões de dólares, dos quais 3,4 milhões (3,4%) foram aplicados em Pesquisa para Saúde Mental. As principais fontes financiadoras para pesquisa mental foram a Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo (Fapesp, 53,2%) e o Ministério da Educação (CAPES, 30,2%). A proporção de doutores é de 1,7 por um mil habitantes, e a taxa de psiquiatras é de 2.7 por 100 mil habitantes, estimadas pelo censo de 2000. Em 2002, havia 53 cursos de pós-graduação direcionados a educação em saúde mental no Brasil (43 em psicologia, seis em psiquiatria, três em psicobiologia e um em enfermagem psiquiátrica, com 1.775 alunos sendo treinados no Brasil e 67 no exterior. Há nove programas dedicados para a psiquiatria, neuropsiquiatria, psicobiologia e saúde mental no País, sete deles localizados na região Sudeste. No período de cinco anos, 186 estudantes receberam o título de doutor (37 por ano) e 637 artigos foram publicados em revistas indexadas no Institute for Scientific Information (ISI). O investimento canalizado para os programas de pós-graduação na formação de recursos humanos, por meio de bolsas de estudos e fomento à pesquisa, tem permitido ao País uma modesta, mas crescente presença na pesquisa em saúde mental no cenário internacional.

The objective of this descriptive study was to map mental health research in Brazil, providing an overview of infrastructure, financing and policies mental health research. As part of the Atlas-Research Project, a WHO initiative to map mental health research in selected low and middle-income countries, this study was carried out between 1998 and 2002. Data collection strategies included evaluation of governmental documents and sites and questionnaires sent to key professionals for providing information about the Brazilian mental health research infrastructure. In the year 2002, the total budget for Health Research was US$101 million, of which US$3.4 million (3.4) was available for Mental Health Research. The main funding sources for mental health research were found to be the São Paulo State Funding Agency (Fapesp, 53.2%) and the Ministry of Education (CAPES, 30.2%). The rate of doctors is 1.7 per 1,000 inhabitants, and the rate of psychiatrists is 2.7 per 100,000 inhabitants estimated 2000 census. In 2002, there were 53 postgraduate courses directed to mental health training in Brazil (43 in psychology, six in psychiatry, three in psychobiology and one in psychiatric nursing), with 1,775 students being trained in Brazil and 67 overseas. There were nine programs including psychiatry, neuropsychiatry, psychobiology and mental health, seven of them implemented in Southern states. During the five-year period, 186 students got a doctoral degree (37 per year) and 637 articles were published in Institute for Scientic Information (ISI)-indexed journals. The investment channeled towards postgraduate and human resource education programs, by means of grants and other forms of research support, has secured the country a modest but continuous insertion in the international knowledge production in the mental health area.

OBJECTIVE: The growing burden of mental disorders in Latin America and the Caribbean has become too large to ignore. There is a need to know more about the prevalence of mental disorders and the gap between the number of individuals with psychiatric disorders and the number of those persons who remain untreated even though effective treatments exist. Having that knowledge would make it possible to improve advocacy, adopt better policies, formulate innovative intervention programs, and apportion resources commensurate with needs. METHODS: Data were extracted from community-based psychiatric epidemiological studies published in Latin America and the Caribbean from 1980 through 2004 that used structured diagnostic instruments and provided prevalence rates. Estimates of the crude rates in Latin America and the Caribbean for the various disorders were determined by calculating the mean and median rates across the studies, by gender. In addition, data on service utilization were reviewed in order to calculate the treatment gap for specific disorders. RESULTS: Nonaffective psychosis (including schizophrenia) had an estimated mean one-year prevalence rate of 1.0%; major depression, 4.9%; and alcohol use abuse or dependence, 5.7%. Over one-third of individuals with nonaffective psychosis, over half of those with an anxiety disorder, and some three-fourths of those with alcohol use abuse or dependence did not receive mental health care from either specialized or general health services. CONCLUSIONS: The current treatment gap in mental health care in Latin America and the Caribbean remains wide. Further, current data likely greatly underestimate the number of untreated individuals. The epidemiological transition and changes in the population structure will further widen the treatment gap in Latin America and the Caribbean unless mental health policies are formulated or updated and programs and services are expanded.

OBJETIVO: La creciente carga de trastornos mentales que afecta a las poblaciones de América Latina y el Caribe es demasiado grande para hacer caso omiso de ella. Por lo tanto, es una necesidad impostergable conocer la prevalencia de los trastornos mentales y la brecha de tratamiento, que está dada por la diferencia entre las tasas de prevalencia verdadera y las de las personas que han sido tratadas, que en algunos casos es grande pese a la existencia de tratamientos eficaces. Si se dispone de mayor informacion, se hace más factible 1) abogar mejor por los intereses de las personas que necesitan atención, 2) adoptar políticas más eficaces, 3) formular programas de intervención innovadores y 4) adjudicar recursos en conformidad con las necesidades observadas. MÉTODOS: Los datos se obtuvieron de estudios comunitarios publicados en América Latina y el Caribe entre 1980 y 2004. En esas investigaciones epidemiológicas se usaron instrumentos diagnósticos estructurados y se estimaron tasas de prevalencia. Las tasas brutas de diversos trastornos psiquiátricos en América Latina y el Caribe se estimaron a partir de las tasas media y mediana extraídas de los estudios, desglosadas por sexo. También se extrajeron los datos correspondientes al uso de servicios de salud mental para poder calcular la brecha en el tratamiento según trastornos específicos. RESULTADOS: Las psicosis no afectivas (entre ellas la esquizofrenia) tuvieron una prevalencia media estimada durante el año precedente de 1,0%; la depresión mayor, de 4,9%; y el abuso o la dependencia del alcohol, de 5,7%. Más de la tercera parte de las personas afectadas por psicosis no afectivas, más de la mitad de las afectadas por trastornos de ansiedad, y cerca de tres cuartas partes de las que abusaban o dependían del alcohol no habían recibido tratamiento psiquiátrico alguno, sea en un servicio especializado o en uno de tipo general. CONCLUSIONES: La actual brecha en el tratamiento de los trastornos mentales en América Latina y el Caribe sigue siendo abrumadora. Además, las tasas actuales probablemente subestiman el número de personas sin atención. La transición epidemiológica y los cambios en la composición poblacional acentuarán aun más la brecha en la atención en América Latina y el Caribe, a no ser que se formulen nuevas políticas de salud mental o que se actualicen las existentes, procurando incluir en ellas la extensión de los programas y servicios.

Mental health care programmes during and after acute emergencies in resource-poor countries have been considered controversial. There is no agreement on the public health value of the post-traumatic stress disorder concept and no agreement on the appropriateness of vertical (separate) trauma-focused services. A range of social and mental health intervention strategies and principles seem, however, to have the broad support of expert opinion. Despite continuing debate, there is emerging agreement on what entails good public health practice in respect of mental health. In terms of early interventions, this agreement is exemplified by the recent inclusion of a "mental and social aspects of health" standard in the Sphere handbook's revision on minimal standards in disaster response. This affirmation of emerging agreement is important and should give clear messages to health planners.

Los programas de atención de salud mental durante y después de las emergencias agudas en los países con recursos escasos han sido objeto de polémica. No hay ningún acuerdo sobre el valor del concepto de trastorno de estrés postraumático en el terreno de la salud pública, ni lo hay tampoco acerca de la idoneidad de los servicios verticales (independientes) centrados en los traumas. Sin embargo, hay varias estrategias y principios de intervención en la salud social y mental que parecen gozar de un amplio respaldo entre los expertos. Aunque prosiguen los debates, se observa un principio de acuerdo sobre lo que definiría las prácticas más adecuadas de salud pública en el campo de la salud mental. En lo referente a las intervenciones precoces, ese consenso se ve ilustrado por la reciente inclusión de una norma sobre los «aspectos mentales y sociales de la salud» en la revisión de Sphere handbook sobre las normas mínimas de respuesta ante desastres. Esta confirmación de un principio de acuerdo es importante y debe traducirse en mensajes claros para los planificadores de la salud.

Les programmes visant à dispenser des soins de santé mentale pendant et après les situations d'urgence aiguë dans les pays à faibles revenus sont considérés comme d'un intérêt discutable. Aucun accord n'a été trouvé sur la valeur en termes de santé publique du concept de trouble de stress post-traumatique et sur l'utilité de services verticaux (séparés) dont l'activité est axée sur les traumatismes. Il semble cependant qu'une série de stratégies d'intervention en santé sociale et mentale bénéficie d'un large soutien parmi les experts. Bien que les débats se poursuivent, un accord se fait jour sur ce que comportent les bonnes pratiques de santé publique en matière de santé mentale. En ce qui concerne les interventions précoces, cet accord est illustré par l'introduction récente d'une norme sur les aspects mentaux et sociaux de la santé dans la révision du Manuel Sphère sur les normes minimales à respecter dans la réponse à un désastre. Cette affirmation d'un accord émergeant est importante et devrait se traduire par des messages clairs pour les planificateurs dans le domaine de la santé.

Mental disorders are highly prevalent and cause considerable suffering and disease burden. To compound this public health problem, many individuals with psychiatric disorders remain untreated although effective treatments exist. We examine the extent of this treatment gap. We reviewed community-based psychiatric epidemiology studies that used standardized diagnostic instruments and included data on the percentage of individuals receiving care for schizophrenia and other non-affective psychotic disorders, major depression, dysthymia, bipolar disorder, generalized anxiety disorder (GAD), panic disorder, obsessive-compulsive disorder (OCD), and alcohol abuse or dependence. The median rates of untreated cases of these disorders were calculated across the studies. Examples of the estimation of the treatment gap for WHO regions are also presented. Thirty-seven studies had information on service utilization. The median treatment gap for schizophrenia, including other non-affective psychosis, was 32.2%. For other disorders the gap was: depression, 56.3%; dysthymia, 56.0%; bipolar disorder, 50.2%; panic disorder, 55.9%; GAD, 57.5%; and OCD, 57.3%. Alcohol abuse and dependence had the widest treatment gap at 78.1%. The treatment gap for mental disorders is universally large, though it varies across regions. It is likely that the gap reported here is an underestimate due to the unavailability of community-based data from developing countries where services are scarcer. To address this major public health challenge, WHO has adopted in 2002 a global action programme that has been endorsed by the Member States.

Los trastornos mentales, cuya prevalencia es muy alta, son una causa destacada de sufrimiento y morbilidad. Este problema de salud pública se ve agravado por el hecho de que muchos individuos aquejados de trastornos psiquiátricos no reciben tratamiento alguno pese a que existen intervenciones eficaces. Hemos analizado la magnitud de esa brecha terapéutica, para lo cual se han examinado estudios comunitarios de epidemiología psiquiátrica que habían usado instrumentos diagnósticos normalizados e incluían datos sobre el porcentaje de individuos que recibían atención por padecer esquizofrenia y otros trastornos psicóticos no afectivos, depresión grave, distimia, trastorno bipolar, trastorno de ansiedad generalizado, trastorno de pánico, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y abuso o dependencia del alcohol. Se calcularon las tasas medianas de casos sin tratar de esos trastornos en el conjunto de todos los estudios. Se presentan asimismo ejemplos de estimaciones de la brecha terapéutica para las Regiones de la OMS. En 37 estudios se facilitaba información sobre la utilización de los servicios. La brecha terapéutica mediana para la esquizofrenia, incluidas otras psicosis no afectivas, fue del 32,2%. Las brechas medidas para los otros trastornos fueron las siguientes: depresión, 56,3%; distimia, 56,0%; trastorno bipolar, 50,2%; trastorno de pánico, 55,9%; ansiedad generalizada, 57,5%, y TOC, 57,3%. La brecha más importante fue la correspondiente al abuso y la dependencia del alcohol, 78,1%. La brecha terapéutica de los trastornos mentales es muy amplia en general, aunque varía entre las regiones. Es probable que los valores aquí presentados subestimen la realidad, debido a la falta de datos comunitarios de los países en desarrollo donde más escasean los servicios. Para afrontar este importante reto de salud pública, la OMS ha adoptado en 2002 un programa mundial de acción que ha sido respaldado por los Estados Miembros.

Les troubles mentaux ont une prévalence élevée et représentent une charge considérable en termes de souffrance et de maladie. De plus, de nombreuses personnes atteintes de troubles psychiques restent sans traitement alors qu'il en existe d'efficaces. Dans le présent article, nous examinons l'étendue de ce défaut de traitement. Nous avons effectué une revue des études épidémiologiques psychiatriques en population utilisant des outils de diagnostic standard et comportant des données sur le pourcentage de sujets traités pour schizophrénie et autres troubles psychotiques non affectifs, dépression majeure, dysthymie, trouble bipolaire, anxiété généralisée, trouble panique, troubles obsessionnels-compulsifs (TOC) et abus d'alcool ou dépendance alcoolique. Les taux médians d'absence de traitement de ces affections ont été calculés pour l'ensemble de ces études. L'article présente également des exemples d'estimations du défaut de traitement dans les Régions OMS. Le taux médian de défaut de traitement pour la schizophrénie, y compris les autres psychoses non affectives, était de 32,2 %. Pour les autres affections il était de : dépression 56,3 %, dysthymie 56,0 %, trouble bipolaire 50,2 %, trouble panique 55,9 %, anxiété généralisée 57,5 % et TOC 57,3 %. Il était maximal pour l'abus d'alcool et la dépendance alcoolique avec 78,1 %. Le taux de défaut de traitement des troubles mentaux est élevé partout, même s'il varie d'une région à l'autre. Il est probable que les taux rapportés ici sont en-deçà de la réalité, du fait de l'absence de données concernant les pays en développement, où les services de santé mentale sont plus rares. Pour répondre à cet important problème de santé publique, l'OMS a adopté en 2002 un programme mondial d'action, qui a été approuvé par les Etats Membres.